el.invierno
Se ha ido, se despejó la vista del gris de su cortina. Se esfumó el espeso olor a agua todavía no condensada en gota o vapor. Se despegó de mi pullover una brisa molesta y constante. Algo falta.
Quien lo haya visto, avisenlé de sus bufandas y pantuflas olvidadas en el balcón. También del libro gordo que sabe de memoria y el manojo de cartas envueltos en una cinta rosada.
Dicen que se va de viaje, que se aburre, que lo echan, que no es bienvenido. Paranoico, abnegado, celoso y malhumorado, guarda para sí, los colores, los amores y rechaza fervientemente las bolsas de agua caliente.
No te enojes, mi amigo. Sabemos de tu alergia por las flores y los días soleados, de tu renegada blancura, de tu aliento frío y desgarrador, de tu ropa amarronada despegandose de tu cuerpo. Enemigo de la soltura, la levedad, y las caricias construye año a año su castillo de hielo destrozado por las plazas llenas de gente, por el olor de los jazmines, el verde manzana de mi remera y la playa.
Aunque siempre pega un portazo y se vá, tan lejos como puede. Vuelve, tímido, benévolo, y acampa primero en los balcones, en las ventanas que festejan su presencia, en los árboles y sus sacudidas, en las calles desoladas.
Es el rey absoluto, el solitario, el triste, invierno.
Quien lo haya visto, avisenlé de sus bufandas y pantuflas olvidadas en el balcón. También del libro gordo que sabe de memoria y el manojo de cartas envueltos en una cinta rosada.
Dicen que se va de viaje, que se aburre, que lo echan, que no es bienvenido. Paranoico, abnegado, celoso y malhumorado, guarda para sí, los colores, los amores y rechaza fervientemente las bolsas de agua caliente.
No te enojes, mi amigo. Sabemos de tu alergia por las flores y los días soleados, de tu renegada blancura, de tu aliento frío y desgarrador, de tu ropa amarronada despegandose de tu cuerpo. Enemigo de la soltura, la levedad, y las caricias construye año a año su castillo de hielo destrozado por las plazas llenas de gente, por el olor de los jazmines, el verde manzana de mi remera y la playa.
Aunque siempre pega un portazo y se vá, tan lejos como puede. Vuelve, tímido, benévolo, y acampa primero en los balcones, en las ventanas que festejan su presencia, en los árboles y sus sacudidas, en las calles desoladas.
Es el rey absoluto, el solitario, el triste, invierno.
Etiquetas: prosa poética
1 Comentarios:
Buenísimo! Gráfico, descriptivo y fresco, como el invierno.
Muy bueno el espacio... Gracias por dejarme leerlo
Beso
Publicar un comentario
<< Volver a mi.rayuela