A Blanca: mi negrita.
Carta presentada para el Concurso de Metrovias de Cartas de Amor. Y bueno, no gané, pero la comparto con ustedes.
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La Plata, 5 de marzo
Negrita:
Ayer oí tu voz, sí… era tu voz. La “ese” escondiéndose detrás de tu lengua, abnegada de mostrarse. Quizás fuera tímida como vos al principio. ¿Te acordás? Estábamos sentados en el banco de la plaza y tu mano inocente sostenía un pañuelo tan fuerte que terminaba todo mojado. No podías ni mirarme, temblabas y me alejaba para no incomodarte. Pero ¿para qué contarte lo que ya sabés? Si cuando me sonreíste en esa esquina el velo se rasgó y después me terminaste diciendo que sí. A partir de ahí, atropellabas las palabras como si fueras a contar algo importante y el final era siempre abierto como tus enormes ojos. ¡Cómo te gustaba exprimir las vocales hasta dejarlas todas arrugadas, tal como el pañuelo! Esa lengua no podía estarse quieta, empezaba barriendo la vereda y terminaba apagando la luz de comedor. Después, hablabas dormida, ¡qué plato!, ni se te entendía.
En esa ventana te vi, negrita. Estabas sentada en el sillón café frente al espejo del aparador y te peinabas tu larga melena negra. Si habré envidiado aquel peine, confidente íntimo de tus pensamientos. Hoy lo miro allí apoyado, con tus cabellos entre sus hebras y no puedo dejar de acariciarlo y traer conmigo también tu olor.
Pero si son las tortitas negras que cocinabas en otoño, mmm todo el barrio las envidiaba y por eso había competencia entre las vecinas por hornear las más ricas. Aunque te confieso, para mí las tuyas siempre eran las mejores. Justamente la Clara trajo unas cuantas esta mañana y tuve muchas objeciones para hacerle. Le faltaban el truquito mágico, el ingrediente secreto que ni a mi me lo querías contar.
Hablando de secretos, hace unas semanas, encontré tus cuadernos donde está todo lo que nunca entendí y lo que siempre supe. Me hubiera encantado que me leyeras esta poesía.
Sería distinto ver tus ojos recitando al ritmo de las mejillas contorsionándose por la emoción de la declamación. Adoré esas pequeñas notas que hacías al costado como: “quiero comprarme el vestido azul” u “hoy podría haberlo besado pero estaba demasiado frío”. La clave para entenderte estaba justo aquí detrás de los zapatos de domingo y junto a la ropa de invierno. Nunca le presté demasiada atención a las cosas que ya estaban ahí, me parecían tan naturales, banales, vacías. Nunca pensé que encerrarías tanto misterio y asombro detrás de unas letras apretadas. ¡Qué mundo!, mi negrita, qué mundo perdido…
Así se fueron pasando los años y te convertí en un mueble más de la casa. Una capa de hielo empezó a tejerse entre mi lado de la cama y el tuyo. El silencio era filoso como la punta de una flecha y ya no hacías nada más que lanzármelo desde el sillón donde llorabas por horas recriminándome el haberte condenado a esta soledad. Tenía tanto miedo, mejor dicho, estaba aterrorizado de compartirte y quedarme definitivamente solo.
Te ibas marchitando por dentro como la rosa que te regalé cuando nos conocimos y yo, me encerraba en este cuarto donde hoy te encontré buscando viejas fotos, derramando antiguas lágrimas y abrazando este pulóver tan tuyo que compramos una vez en Mar del Plata.
Te extraño negri, hace muchos años que lo hago en silencio, a mi manera. No me alcanzaría la palabra perdón para que me perdonaras. Tampoco serviría de mucho. Sólo lamento haber deshojado cada una de tus posibles sonrisas y haberlas transformado en un crujir otoñal pisoteado, una y otra vez, por mis zapatos.
Te aseguro que hoy cuando te vea y me sonrías como aquella vez, te miraré fijamente a los ojos y ya no necesitarás más el pañuelo. En ese lugar, estará mi mano. Hasta luego negrita.
El de nunca, el de siempre.
Etiquetas: amor, prosa poética
5 Comentarios:
el otro día leí las cartas ganadoras.
daban asco.
jajaj, bueno convengamos que la mia tampoco era LA carta. A mi me gusta, pero viste como es en los concursos, tan subjetivo.
Saludos y welcome :)
En este tiempo andaba escribiendo bastantes cartas (y todavía me quedan por mandar...). Adoro ese procedimiento, esa forma de transmitir ideas y emociones. La actualidad y el recuerdo, la proyección de lo venidero. Todo puede caber en una carta. Hasta dibujos.
En varios pasajes de la carta me sentí reflejado en el estilo con la que exponés tus ideas. Creo que, en ocasiones, yo también tengo una forma medio parecida de transmitir algo, en forma escrita te digo. Eso me ha llamado alegremente la atención. Me encantan esas oraciones largas, que parecen no terminar, que nunca terminan de enlazar conceptos y cuando parece que se están yendo de tema, repentinamente se vuelve al punto de comienzo.
El título del post me hizo acordar a los tiempos en que aprendía a leer. Hace mucho me devoraba el diario que soluciona los problemas argentinos (?) de punta a punta, y en la parte de los chistes, la primera tira se llamaba "El Negro Blanco", ja. Era muy cómico y paradójico, me acuerdo que no me cerraba que el tipo se llamara así. Bueno...detalles.
Un gran saludo. Feliz 25 de mayo.
Ah...también quería decir que me sorprendió el hecho de que escribieras desde el lugar de un varón. Algunas veces he querido hacer el intento de escribir en primera persona desde el lugar de una mujer. Pero nunca me salió...
Querido Adriano:
Hola!, cómo andás? que lindo tenerte por acá.
A mi también me gusta escribir cartas, por distintos motivos hace bastantes años que no escribo una en papel. Pero sin embargo escribo mails, aunque no es lo mismo.
Lamentablemente no he recibido muchas cartas, asique tampoco he mandado muchas.
Sin embargo esa tinta que se esparce y se queda en el papel para siempre, me parece algo único.
Esta carta me gustó mucho, estuve como 2 semanas puliendola con los requerimientos del concuros, con respecto a la extensión y otras cuestiones de formato, que le quitan mucho también.
Prefiero escribir asi más libre, pero los concursos tienen sus reglas.
Con respecto a lo de escribir en otro sexo, no se porque motivo o razón yo tiendo a hacer a los personajes importantes, hombres, quizás porque cuando hablo como personajes mujeres no puedo evitar pensarme enteramente y terminar haciendo una biografía.
jajaja, pero es un lindo ejercicio.
Bueno, muy lindo tenerte por aqui.
TE dejo un beso grande
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