historia.de.una.flor.que.se.marchitó
Te fuiste para volver y no volviste para quedarte para siempre como habíamos planeado. Me falto el beso de buenas noches, la tostada del desayuno, las medias tiradas, la cama destendida y tantas fotos que no revelamos.
Te mire como todos los días, nada parecía inusual, con los ojos cegados de la rutina pero cuando cerraste la puerta sentí como si todo se hubiera cerrado con ella. Quise correr a encontrarte y no tuve el coraje, me quedo la palabra clavada en los labios, el beso en el lápiz de labios y el corazón entre las manos. Igualmente me calcé la vida y salí a enfrentarla una vez más, no iba a ser la primera vez que el orgullo ganaba la partida y dejaba para mañana lo que se puede hacer hoy.
Mientras caminaba recordaba en las caras de los extraños, distintos momentos como escenas de una película: la tarde fría en que me prestaste tus brazos y volamos hacia el verano del corazón, el beso en el centro del país y el país que fundaste, desde ese día, en mi propia patria, las lunas eternas testigos de una pasión desenfrenada, los nombres en la arena, las promesas marinas, tan inmensas y profundas, la apuesta de compartir para ganar y de perder para ser mas felices, la realidad al desnudo y sus devenires, los barcos que juntos remamos contra la marea, y porque no los naufragios; solo las sonrisas me diferenciaban del resto de las caras sin expresión de la vida en el cemento. Era mas feliz que en esos momentos, había encontrado todo lo que necesitaba,¡ que mas podía pedir!.
Pero de repente ya no pude ver mas, esos recuerdos se habían desvanecido y no me acordaba de nada, como si alguien hubiera apretado el gran botón de “Borrar” y ya no quedara nada en mi cabeza, mas que los meros instintos para estar viva. Entonces ahí fue cuando cruce la calle y me sumergí en la masa de cuerpos que se mueven al ritmo de la ciudad para cumplir con las obligaciones de persona moderna.
Al volver al refugio donde no por ello, estamos menos expuestos e indefensos, llame al timbre y un gran silencio invadió la tranquilidad de la normalidad. Corrí con el cuerpo y la mente, esto ya lo había sentido antes, pero nunca el corazón me había latido tan fuerte como para salirse del pecho y a la vez detenerse por completo. Al abrir esa puerta donde se habían cerrado mas que puertas aquella mañana sentí el frío de la muerte misma, el aliento de un desahuciado y me di cuenta que acababan de morir esos preciados minutos de los hospitales, esos como centavos que se les escapan a los banqueros y los malgastan los enamorados, esos mismos: tus minutos, horas y años yacían a un lado de la autopista.
Me sentaron y me explicaron el procedimiento, en mi mente solo había un solo pensamiento: ¿por qué? ¿por qué no un día mas? ¿por qué tu y no otra persona? ¿por qué no habré reclamado mi saludo? ¿ por qué no levante la mirada y te grabé en mis pupilas?¿por qué no te habré robado los labios para ya no sentir mas frío? ¿por qué no te habré dado mi corazón asi me iba contigo?
Las horas pasaron y me quede con la mente en blanco, vestida de negro, con todo entre la garganta y el estómago, con nada para llorar por fuera porque las lágrimas mismas no alcanzaban para llorar algo que es tan profundo, que se llora con el corazón, en estos ojos anochecidos y desamaprados sin rumb.
Pero lo que mas me destroza, es este amor que no puedo enterrar junto a las flores que te arroje mientras te perdía de mi vista. Me he quedado sin país por el que luchar, y precisamente sin patria por la que llorar. ¿dónde encontraré la razón para levantarme todos los días y las respuestas a preguntas que ya no existen mas que en la inmensidad que hay entre mi alma y esta lápida que dice tu nombre?¿quién me presta el olvido para aliviar el peso en mis espaldas y después me devuelve las promesas hechas, los planes, los besos, la poesía de tus ojos y la vida de tu cuerpo: lo que tendría que haber sido y ya no es?
Hoy volveré a mi cama, y estará este abismo a mi lado, los silencios me hablaran de tu voz y tu fantasma cubrirá todos los demás rincones oscuros de esta “vida” que me queda; lo que realmente se apagará muy lentamente, como una flor en invierno, será mi corazón, pero eso ya no importa porque lo único que me consuela no es el presente, el pasado o el futuro de esta vida pasajera sino lo que hay mas allá del TODO y antes que la NADA: Tu y Yo en cualquier forma que podamos tomar. Porque la flor siempre volverá a crecer, intacta, impoluta en otras praderas así como nuestro amor volverá a latir en otros corazones hasta el final de la eternidad.
Te mire como todos los días, nada parecía inusual, con los ojos cegados de la rutina pero cuando cerraste la puerta sentí como si todo se hubiera cerrado con ella. Quise correr a encontrarte y no tuve el coraje, me quedo la palabra clavada en los labios, el beso en el lápiz de labios y el corazón entre las manos. Igualmente me calcé la vida y salí a enfrentarla una vez más, no iba a ser la primera vez que el orgullo ganaba la partida y dejaba para mañana lo que se puede hacer hoy.
Mientras caminaba recordaba en las caras de los extraños, distintos momentos como escenas de una película: la tarde fría en que me prestaste tus brazos y volamos hacia el verano del corazón, el beso en el centro del país y el país que fundaste, desde ese día, en mi propia patria, las lunas eternas testigos de una pasión desenfrenada, los nombres en la arena, las promesas marinas, tan inmensas y profundas, la apuesta de compartir para ganar y de perder para ser mas felices, la realidad al desnudo y sus devenires, los barcos que juntos remamos contra la marea, y porque no los naufragios; solo las sonrisas me diferenciaban del resto de las caras sin expresión de la vida en el cemento. Era mas feliz que en esos momentos, había encontrado todo lo que necesitaba,¡ que mas podía pedir!.
Pero de repente ya no pude ver mas, esos recuerdos se habían desvanecido y no me acordaba de nada, como si alguien hubiera apretado el gran botón de “Borrar” y ya no quedara nada en mi cabeza, mas que los meros instintos para estar viva. Entonces ahí fue cuando cruce la calle y me sumergí en la masa de cuerpos que se mueven al ritmo de la ciudad para cumplir con las obligaciones de persona moderna.
Al volver al refugio donde no por ello, estamos menos expuestos e indefensos, llame al timbre y un gran silencio invadió la tranquilidad de la normalidad. Corrí con el cuerpo y la mente, esto ya lo había sentido antes, pero nunca el corazón me había latido tan fuerte como para salirse del pecho y a la vez detenerse por completo. Al abrir esa puerta donde se habían cerrado mas que puertas aquella mañana sentí el frío de la muerte misma, el aliento de un desahuciado y me di cuenta que acababan de morir esos preciados minutos de los hospitales, esos como centavos que se les escapan a los banqueros y los malgastan los enamorados, esos mismos: tus minutos, horas y años yacían a un lado de la autopista.
Me sentaron y me explicaron el procedimiento, en mi mente solo había un solo pensamiento: ¿por qué? ¿por qué no un día mas? ¿por qué tu y no otra persona? ¿por qué no habré reclamado mi saludo? ¿ por qué no levante la mirada y te grabé en mis pupilas?¿por qué no te habré robado los labios para ya no sentir mas frío? ¿por qué no te habré dado mi corazón asi me iba contigo?
Las horas pasaron y me quede con la mente en blanco, vestida de negro, con todo entre la garganta y el estómago, con nada para llorar por fuera porque las lágrimas mismas no alcanzaban para llorar algo que es tan profundo, que se llora con el corazón, en estos ojos anochecidos y desamaprados sin rumb.
Pero lo que mas me destroza, es este amor que no puedo enterrar junto a las flores que te arroje mientras te perdía de mi vista. Me he quedado sin país por el que luchar, y precisamente sin patria por la que llorar. ¿dónde encontraré la razón para levantarme todos los días y las respuestas a preguntas que ya no existen mas que en la inmensidad que hay entre mi alma y esta lápida que dice tu nombre?¿quién me presta el olvido para aliviar el peso en mis espaldas y después me devuelve las promesas hechas, los planes, los besos, la poesía de tus ojos y la vida de tu cuerpo: lo que tendría que haber sido y ya no es?
Hoy volveré a mi cama, y estará este abismo a mi lado, los silencios me hablaran de tu voz y tu fantasma cubrirá todos los demás rincones oscuros de esta “vida” que me queda; lo que realmente se apagará muy lentamente, como una flor en invierno, será mi corazón, pero eso ya no importa porque lo único que me consuela no es el presente, el pasado o el futuro de esta vida pasajera sino lo que hay mas allá del TODO y antes que la NADA: Tu y Yo en cualquier forma que podamos tomar. Porque la flor siempre volverá a crecer, intacta, impoluta en otras praderas así como nuestro amor volverá a latir en otros corazones hasta el final de la eternidad.
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