la.muerte.de.maría
Se veía sola
allí acostada,
blanca como el alba,
gaviota derrotada.
No había expresión
en aquella cara
tan llena de nada
tan vacía de todo.
Cálida y fría,
clara y sombría,
completa para los necios,
ineficiente para los sabios.
Palabras, lágrimas y silencios
iban y venían,
como una calesita que no dormía
como una canción sin melodía
Allí yacía
un nombre mas para las listas
y un epitafio decía:
“La muerte no me asusta,
me aterró la vida”
allí acostada,
blanca como el alba,
gaviota derrotada.
No había expresión
en aquella cara
tan llena de nada
tan vacía de todo.
Cálida y fría,
clara y sombría,
completa para los necios,
ineficiente para los sabios.
Palabras, lágrimas y silencios
iban y venían,
como una calesita que no dormía
como una canción sin melodía
Allí yacía
un nombre mas para las listas
y un epitafio decía:
“La muerte no me asusta,
me aterró la vida”
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