mis.ojos+tus.ojos=nuestros.ojos
Los ojos, una gran puerta hacia mundos desconocido donde todo es posible, donde no existen las negativas o las mentiras. Allí yo soy yo y vos sos vos, nunca se puede fingir con la mirada.
Te puedo deshojar con una sonrisa y ver las raices de tus pensamientos lejanos, mas allá del horizonte de tus naufragios están las lágrimas cansadas de llover, y entre las imágenes de infancias perdidas y sueños encontrados está aquel punto fijo en el que me pierdo constantemente.
No estoy mirando exactamente nada, pero ¿como explicar el todo?, esa inmensidad que flota entre el marrón que los recubre, es casi como el universo y aquella estrella lejana pero tan brillante, un océano de partículas interminables y primaveras verdes.
Entre las capas que recubren tus barreras, defensas, excusas se encuentra aquel punto de la pupila en que no me puedes mentir, no te puedes ocultar, y conozco tu secreto. Es aquel, donde finalmente puedo mirarte y me develas tus anhelos, tu juventud perdida, tus primeras canas de experiencias duras vividas y la magnitud de diferencias y similutudes de tu compleja existencia.
Te delatan los ojos, (debo confesartelo) me hablan en su propio lenguaje de pestañas y cejas, porque no le hablan a cualquiera, sino a aquellos buscadores de tesoros al final del arcoiris, a los vagabundos aparentemente sin rumbo pero que buscan el significado de esas pequeñas cosas, en definitiva a los minuciosos científicos del alma.
¿Cuánto han registrado ya? y ¡Cuánto les queda por registrar! aunque los míos, además registran los tuyos y los graban con llamaradas de fuego en las pupilas danzantes.
Es el tatuaje de tu mirada la causa de mi ceguera, la sinfonía implicita en ese juego de dilatación de la pupila la causa de mi sordera, la textura de mis realidades paralelas mi falta de tacto y la danza de unos corazones que juegan a ser de verdad en unas miradas eternas el principio y el fin de esta historia.
Te puedo deshojar con una sonrisa y ver las raices de tus pensamientos lejanos, mas allá del horizonte de tus naufragios están las lágrimas cansadas de llover, y entre las imágenes de infancias perdidas y sueños encontrados está aquel punto fijo en el que me pierdo constantemente.
No estoy mirando exactamente nada, pero ¿como explicar el todo?, esa inmensidad que flota entre el marrón que los recubre, es casi como el universo y aquella estrella lejana pero tan brillante, un océano de partículas interminables y primaveras verdes.
Entre las capas que recubren tus barreras, defensas, excusas se encuentra aquel punto de la pupila en que no me puedes mentir, no te puedes ocultar, y conozco tu secreto. Es aquel, donde finalmente puedo mirarte y me develas tus anhelos, tu juventud perdida, tus primeras canas de experiencias duras vividas y la magnitud de diferencias y similutudes de tu compleja existencia.
Te delatan los ojos, (debo confesartelo) me hablan en su propio lenguaje de pestañas y cejas, porque no le hablan a cualquiera, sino a aquellos buscadores de tesoros al final del arcoiris, a los vagabundos aparentemente sin rumbo pero que buscan el significado de esas pequeñas cosas, en definitiva a los minuciosos científicos del alma.
¿Cuánto han registrado ya? y ¡Cuánto les queda por registrar! aunque los míos, además registran los tuyos y los graban con llamaradas de fuego en las pupilas danzantes.
Es el tatuaje de tu mirada la causa de mi ceguera, la sinfonía implicita en ese juego de dilatación de la pupila la causa de mi sordera, la textura de mis realidades paralelas mi falta de tacto y la danza de unos corazones que juegan a ser de verdad en unas miradas eternas el principio y el fin de esta historia.
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