Esa.que.soy (a.veces)
Siempre es interesante, a pesar de los diferentes textos que podría escribir: reflexiones sobre diferentes cuestiones de la vida o del mundo en general, descargos felices o tristes, enojos, poesías, prosas, cuentos, etc. Averiguar quien es la otra persona que está detrás de todos estos escritos, pero no un "quien es" inciscivo y delatador con el dedo erguido como un soldadito, tampoco un "quien es" formal de nombre y apellido, sino un "quien es" más profundo para asumir a esa persona, con su toque distintivo, en mi cabeza como algo real, de carne y hueso. En ese caso no importa tanto el nombre, su dirección o teléfono, sino que es una persona como todas las demás: con sus días malos, sus días buenos. En defnitiva preguntarse por el otro será preguntarse por uno mismo, para reconocerse, diferenciarse y convivir.
De esto se trata después de todo publicar lo escrito sino uno escribiría en su diario íntimo o en un cuaderno, donde nadie lo leería. Al contrario se trata de compartir experiencias, puntos de vista, fantasías, sueños pero por sobre todo, compartir un pedacito auténtico de nuestra vida, que más allá de las ficciones relatadas hablarán de su autor.
Comencemos:
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Advertencia: todo aquel que espere un resúmen de mi vida tal cual fue, quedará desilucionado, ya que ni yo sé qué pasó realmente. No es importante. Esto no pasará de ser ocurrencias aisladas sobre todo lo inabalcable que se presentó en estos años de vida. Obviamente hay omisiones, exageraciones e invenciones. Escribir es inventar, revivir con un sazón diferente, y agregarle un toquecito mágico a la realidad.
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Me llamo Carolina, en realidad Sonia Carolina, pero no me gusta el nombre Sonia, entonces lo omito, pero siempre vuelve silencioso (a hurtadillas). Se deja caer la S sobre la C que hace fuerzas para mantenerse en pie, y asi la O sobre la A, una puja de poder, de cartel mediático para aparecer en primera de la fila, y denotar su importancia.
Nací en Salta Capital un 25 de octubre de 1985 con mucho apuro y antes de tiempo. Mis primeros llantos fueron mudos intentos de querer volver a la burbuja en la que flotaba sin sufrimiento ni necesidades. Porque desde pequeña tuve algun que otro percance, como todo neonato prematuro. Ya de pocas horas, pude notar la diferencia entre estar en ese limbo amniótico y estar en este mundo, nada parecido a los cuentos de hadas.
A pesar de un origen renegado, una llegada poco esperada y problemática llegué a una familia recien formada. Recien casados, jóvenes, enamorados, llenos de sueños y expectativas me reciben mis padres como algo nuevo, temerosos, ilusionados de todo el camino que esto les abría por delante.
Duró lo que un estornudo mi reinado. Al poco tiempo vinieron mis hermanos a ocupar todos lugares y atenciones que ocupaba mi medio metro parlante incansable. En realidad no tuve que acostumbrarme, fue tan pronto que ni recuerdo mi casa sin la presencia de mis hermanos.
Hermana mayor quedé, para mi pesar o mi dicha. Machete en mano, salí a explorar y hacerles explorar el mundo de los hijos a mis padres y a abrile camino a mis hermanos.
Mis padres, ambos, dedicados a la rama de la salud, llenaron la casa de diagnósticos, estetocopios, delantales, recetarios, clasificaciones de enfermedades, medicamentos y hospitales. Tuve tiempo de sobra para dedicarme a la medicina de niña, atendí a todas mis muñecas, barbies, pinypones, playmobils, aunque no tardé en cambiar de profesión varias veces con mis juguetes siempre compañeros inseparables de mis vocaciones.
Tengo que reconocer que nunca fui alguien muy sociable, de muchos amigos. Pocas pulgas en la jerga cotidiana. Solía aburrime facilmente de los otros niños: aguantar sus caprichos, tiempos y humores no estaban primeros en mi lista. Mi infancia no se caracteriza por grandes aventuras con muchos niños alrededor, más bien todas las historias pasaban por mi cabeza, horas y horas construyendo mundos fantásticos donde todo era posible, donde todo cobraba vida, la realidad y la ficción de volvían una encarnadas en mi persona, como personaje central de mis historias. Eran historias mentales, orales, no tenía una necesidad de dejar acentado para la posteridad mis invenciones, eran mi diversión, mis juegos infantiles.
De todas maneras tampoco era una hermitania, era muy vivaz y cariñosa. Mi niñez es el recuerdo de mis vecinos de mi edificio jugando a la pilladita, la escondida, andar en bici, el elástico, etc.. Siempre terminar de hacer los deberes y salir a jugar con ellos. Mi infancia sería igual a una sonrisa traviesa que quiere parecerce a las carcajadas sin pudor de esos años.
Ya en ese tiempo tenía una imaginación hiperdesarrollada que me llevó a incursionar en la escritura desde pequeña y a no querer dejarla nunca más. ¡Cómo me acompaño en mi adolescencia!, los amores platónicos, los desamores, las amigas íntimas, las traiciones, etc. Todo recabado en minusciosos diarios, en ingenuas poesías, en escritos que salían sin pedir permiso. Se vive todo tan intenso en esos momentos, todo es todo y nada es nada. No hay punto medio. Estuve tan perdida como todos, esperaba encontrar las grandes respuestas al terminar la secundaria y encauzar mi vida (si es que habia que hacer tal cosa, que yo creía fervientemente) además de lograr alcanzar una felicidad perdida que recordaba melancólicamente de la infancia. Imagiaba una felicidad duradera, más madura, llena de respuestas y bases para construir la vida.
Hablando un poco de la vida actual, me encuentro estudiando Sociología en la Universidad de Buenos Aires. A pesar de las miles de idas y venidas, fracasos y éxitos, preguntas, sin respuesta sigo ahi, cada vez falta menos, de todos modos no circunscribo mi vida a una carrera universitaria, ni a nada. Trato de construirme por varias cosas que me identifiquen y me llenen. Sino al caer ( que siempre se cae) en esas expectativas tan grandes, las caídas son aun peores.
Como podrás inferirlo vivo en Capital Federal-Argentina en un departamento junto a mis hermanas también estudiantes. Solía gustarme mucho esta ciudad, llena de opciones y esa misteriosa adicción por el anonimato, más cuando uno viene de un lugar donde los nombres y los apellidos son importantes. Pero ya no me gusta, me parece demasiado salvaje, brutal, sin un comienzo y un final, fácil para perderse, desbandarse, propensa a la tristeza y la amargura. No hay mucha solidez, todo parece fugaz, casual, por el mismo ritmo de la ciudad y por ese condimento del "total no lo veo más". Sin embargo no deseo volver para mis pagos, Salta y yo somos como una pareja que se quiso mucho pero al terminar no desean retomar el contacto.
Me gustan ciudades como La Plata, Mendoza, sin la desconexión de los "pueblos" y sin la locura de las ciudades.
Tengo pasiones inmesas, mares de aventuras aun sin explorar, oscuros sentimientos y palabras claras. Los cosas que logran extaciarme son muy pocos: los libros, el cine, la música y la otra mitad de mi rompecabezas: Juan.
Jamás soportaré la hipocrecía, la superficialidad, la mediocridad, el conformismo, la lentitud, la pasividad, la mentira y por sobre todo los que no se permiten ser y encima no dejan ser
En resúmen ( y sino tenés ganas de leer todo lo anterior)
Si tuviera que definirme, para que me conozcas asi llanamente, te diría que soy: un engendro curioso y poliforme de las circunstancias vividas.
Curioso porque si hay algo que me acompaña desde mis primeros recuerdos, es ese asombro hacia todo lo común y corriente, ese "ir hacia donde nadie va" (aunque también podría ser testarudez), esa manía de meter la mano (los ojos y los oídos) en donde no debería hasta llegar al centro de la tierra y sentir la llama encendiendo mi dedo. A veces pienso que se parece más a un asombro infantil por lo que me rodea, que a una virtud heredada o aprendida.
Poliforme se refiere a una capacidad, o mejor dicho una necesidad de cambiar constantemente. De dar vuelta la frazada, reordenar los muebles, cambiar de ropa, peinado, libros, música, carreras, puntos de vista... todo. No puedo soportar la asquerosa baba de la rutina goteando en mi hombro. Necesito el aire fresco de la novedad, el gusto a frutilla de lo desconocido, la adrenalina del misterio inmenso y profundo de la vida. Es más divertido, de esta forma
Esto haría que sea un engendro-persona. Porque no soy una sola, soy tantas que ya he perdido la cuenta. A veces nos encontramos hablando entre todas a la vez en discursos que deberían ser decodificados para entenderse. Soy una mezcla no homogenea de miles de posibilidades, sueños, y realidades vividas.
Bienvenidos a mis mundos.
De esto se trata después de todo publicar lo escrito sino uno escribiría en su diario íntimo o en un cuaderno, donde nadie lo leería. Al contrario se trata de compartir experiencias, puntos de vista, fantasías, sueños pero por sobre todo, compartir un pedacito auténtico de nuestra vida, que más allá de las ficciones relatadas hablarán de su autor.
Comencemos:
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Advertencia: todo aquel que espere un resúmen de mi vida tal cual fue, quedará desilucionado, ya que ni yo sé qué pasó realmente. No es importante. Esto no pasará de ser ocurrencias aisladas sobre todo lo inabalcable que se presentó en estos años de vida. Obviamente hay omisiones, exageraciones e invenciones. Escribir es inventar, revivir con un sazón diferente, y agregarle un toquecito mágico a la realidad.
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Me llamo Carolina, en realidad Sonia Carolina, pero no me gusta el nombre Sonia, entonces lo omito, pero siempre vuelve silencioso (a hurtadillas). Se deja caer la S sobre la C que hace fuerzas para mantenerse en pie, y asi la O sobre la A, una puja de poder, de cartel mediático para aparecer en primera de la fila, y denotar su importancia.
Nací en Salta Capital un 25 de octubre de 1985 con mucho apuro y antes de tiempo. Mis primeros llantos fueron mudos intentos de querer volver a la burbuja en la que flotaba sin sufrimiento ni necesidades. Porque desde pequeña tuve algun que otro percance, como todo neonato prematuro. Ya de pocas horas, pude notar la diferencia entre estar en ese limbo amniótico y estar en este mundo, nada parecido a los cuentos de hadas.
A pesar de un origen renegado, una llegada poco esperada y problemática llegué a una familia recien formada. Recien casados, jóvenes, enamorados, llenos de sueños y expectativas me reciben mis padres como algo nuevo, temerosos, ilusionados de todo el camino que esto les abría por delante.
Duró lo que un estornudo mi reinado. Al poco tiempo vinieron mis hermanos a ocupar todos lugares y atenciones que ocupaba mi medio metro parlante incansable. En realidad no tuve que acostumbrarme, fue tan pronto que ni recuerdo mi casa sin la presencia de mis hermanos.
Hermana mayor quedé, para mi pesar o mi dicha. Machete en mano, salí a explorar y hacerles explorar el mundo de los hijos a mis padres y a abrile camino a mis hermanos.
Mis padres, ambos, dedicados a la rama de la salud, llenaron la casa de diagnósticos, estetocopios, delantales, recetarios, clasificaciones de enfermedades, medicamentos y hospitales. Tuve tiempo de sobra para dedicarme a la medicina de niña, atendí a todas mis muñecas, barbies, pinypones, playmobils, aunque no tardé en cambiar de profesión varias veces con mis juguetes siempre compañeros inseparables de mis vocaciones.
Tengo que reconocer que nunca fui alguien muy sociable, de muchos amigos. Pocas pulgas en la jerga cotidiana. Solía aburrime facilmente de los otros niños: aguantar sus caprichos, tiempos y humores no estaban primeros en mi lista. Mi infancia no se caracteriza por grandes aventuras con muchos niños alrededor, más bien todas las historias pasaban por mi cabeza, horas y horas construyendo mundos fantásticos donde todo era posible, donde todo cobraba vida, la realidad y la ficción de volvían una encarnadas en mi persona, como personaje central de mis historias. Eran historias mentales, orales, no tenía una necesidad de dejar acentado para la posteridad mis invenciones, eran mi diversión, mis juegos infantiles.
De todas maneras tampoco era una hermitania, era muy vivaz y cariñosa. Mi niñez es el recuerdo de mis vecinos de mi edificio jugando a la pilladita, la escondida, andar en bici, el elástico, etc.. Siempre terminar de hacer los deberes y salir a jugar con ellos. Mi infancia sería igual a una sonrisa traviesa que quiere parecerce a las carcajadas sin pudor de esos años.
Ya en ese tiempo tenía una imaginación hiperdesarrollada que me llevó a incursionar en la escritura desde pequeña y a no querer dejarla nunca más. ¡Cómo me acompaño en mi adolescencia!, los amores platónicos, los desamores, las amigas íntimas, las traiciones, etc. Todo recabado en minusciosos diarios, en ingenuas poesías, en escritos que salían sin pedir permiso. Se vive todo tan intenso en esos momentos, todo es todo y nada es nada. No hay punto medio. Estuve tan perdida como todos, esperaba encontrar las grandes respuestas al terminar la secundaria y encauzar mi vida (si es que habia que hacer tal cosa, que yo creía fervientemente) además de lograr alcanzar una felicidad perdida que recordaba melancólicamente de la infancia. Imagiaba una felicidad duradera, más madura, llena de respuestas y bases para construir la vida.
Hablando un poco de la vida actual, me encuentro estudiando Sociología en la Universidad de Buenos Aires. A pesar de las miles de idas y venidas, fracasos y éxitos, preguntas, sin respuesta sigo ahi, cada vez falta menos, de todos modos no circunscribo mi vida a una carrera universitaria, ni a nada. Trato de construirme por varias cosas que me identifiquen y me llenen. Sino al caer ( que siempre se cae) en esas expectativas tan grandes, las caídas son aun peores.
Como podrás inferirlo vivo en Capital Federal-Argentina en un departamento junto a mis hermanas también estudiantes. Solía gustarme mucho esta ciudad, llena de opciones y esa misteriosa adicción por el anonimato, más cuando uno viene de un lugar donde los nombres y los apellidos son importantes. Pero ya no me gusta, me parece demasiado salvaje, brutal, sin un comienzo y un final, fácil para perderse, desbandarse, propensa a la tristeza y la amargura. No hay mucha solidez, todo parece fugaz, casual, por el mismo ritmo de la ciudad y por ese condimento del "total no lo veo más". Sin embargo no deseo volver para mis pagos, Salta y yo somos como una pareja que se quiso mucho pero al terminar no desean retomar el contacto.
Me gustan ciudades como La Plata, Mendoza, sin la desconexión de los "pueblos" y sin la locura de las ciudades.
Tengo pasiones inmesas, mares de aventuras aun sin explorar, oscuros sentimientos y palabras claras. Los cosas que logran extaciarme son muy pocos: los libros, el cine, la música y la otra mitad de mi rompecabezas: Juan.
Jamás soportaré la hipocrecía, la superficialidad, la mediocridad, el conformismo, la lentitud, la pasividad, la mentira y por sobre todo los que no se permiten ser y encima no dejan ser
En resúmen ( y sino tenés ganas de leer todo lo anterior)
Si tuviera que definirme, para que me conozcas asi llanamente, te diría que soy: un engendro curioso y poliforme de las circunstancias vividas.
Curioso porque si hay algo que me acompaña desde mis primeros recuerdos, es ese asombro hacia todo lo común y corriente, ese "ir hacia donde nadie va" (aunque también podría ser testarudez), esa manía de meter la mano (los ojos y los oídos) en donde no debería hasta llegar al centro de la tierra y sentir la llama encendiendo mi dedo. A veces pienso que se parece más a un asombro infantil por lo que me rodea, que a una virtud heredada o aprendida.
Poliforme se refiere a una capacidad, o mejor dicho una necesidad de cambiar constantemente. De dar vuelta la frazada, reordenar los muebles, cambiar de ropa, peinado, libros, música, carreras, puntos de vista... todo. No puedo soportar la asquerosa baba de la rutina goteando en mi hombro. Necesito el aire fresco de la novedad, el gusto a frutilla de lo desconocido, la adrenalina del misterio inmenso y profundo de la vida. Es más divertido, de esta forma
Esto haría que sea un engendro-persona. Porque no soy una sola, soy tantas que ya he perdido la cuenta. A veces nos encontramos hablando entre todas a la vez en discursos que deberían ser decodificados para entenderse. Soy una mezcla no homogenea de miles de posibilidades, sueños, y realidades vividas.
Bienvenidos a mis mundos.
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