25.de.mayo: día.de.la.patria (pocos.festejos.y.muchas.reflexiones)

Me duele un país que gatea entre las migajas de los que se pueden sentar a la mesa. Me duele que todavía sangren antiguas heridas y hagamos a un lado la cabeza como si nada hubiera sucedido. Me duele que cada paso que demos sean cinco en retroceso. Me duele la indiferencia de los que depende el cambio y el egoísmo de sus argumentos. Me duele que nos ganen los prejuicios y la intolerancia que nos juegan un papel cada vez mas peligroso. Me duele que ya nadie se mire a los ojos, que no podamos sentir el dolor del otro en carne propia, que el bienestar personal o el malestar sean el centro de la atención sobre el que tienen que girar las discusiones. Me duele que no les duela nada a los políticos, que vendan su propia patria por un par de monedas para comprarse una felicidad pasajera. Me duele el engaño de lo medios de comunicación cuando creen informar cuando lo que hacen es desinformar, seleccionar, tergiversar y malinterpretar con grandes intereses ocultos. Me duele la ignorancia y mas que nada la falta de esfuerzo y medios para superarla. Me duelen los efectos (“secundarios”para algunos) de ser un país del primer mundo. Me duele la mentira, la corrupción y la violencia. Me duele la destrucción de generaciones enteras para justificar el enriquecimiento de unos pocos. Me duele que hablando no podamos entendernos. Me duele que ya nadie sonría y todo siempre sea un lamento, que la vida no sea mas que un libro de malos ratos para la mayoría y una panacea para la minoría. Me duele hasta esa misma distinción entre mayoría y minoría, porque no podemos ser simplemente Todos o Ninguno. Me duele la discriminación de todo tipo, especialmente la que otorgan “los ceros” en las cuenta bancarias. Me duele que si miramos un poco para atrás los cambios hayan sido insignificativos y sigamos teniendo los mismos problemas que tenían en 1810. Me duele repetir una y otra vez los mismos errores y creer ingenuamente que son por la pura casualidad de la suerte. Me duele la ley del menor esfuerzo y la falta de compromisos. Me duelen los modelos prefijados (de moda) para aplicarse y que su no cumplimiento implique un rechazo inmediato. Me duele que hablar claro y con la verdad sea ser cruel, y dar por dado que nuestra naturaleza es fanfarronear lo poco que somos y lo que no somos también. Me duele que lo justo se aplique a las caprichos y deseos y no a la norma misma. Me duele que la justicia tenga como estandarte la desigualdad social y material y que este supeditada a que solo unos cuantos puedan usarla para su propio beneficio. Me duele que a causa de ello nadie crea en la justicia, y mas que nada que creamos que no se puede hacer nada bueno con ella, porque va a estar corrupta para siempre. Me duele que volvamos a hacer justicia por nosotros mismos, rigiéndonos por la ley del Pantaleón: ojo por ojo, diente por diente y no por la de poner la otra mejilla, porque no se llega a nada mas que al caos y a la destrucción de la otra manera. Me duele que los pocos que ponian la otra mejilla se hayan cansado de ser golpeado una y otra vez y se convenzan de lo anterior. Me duele que las respuestas sean tan lentas y perdamos el sentido de la democracia. Me duele que una pelota pateada por un par de jugadores nos conmueve mas que la bandera flameando mientras el himno suena. Me duele que las promesas sean tomadas como bromas aunque esas bromas se traten del destino de un montón de personas. Me duele la falta de confianza porque pareciera que no hay nada mas certero que solo confiar en uno mismo, porque nunca se sabe como puede reaccionar el otro. Me duele esa constante mirada a lo de afuera, como si allí encontraríamos la solución a nuestros problemas. En definitiva me duele que vivamos la vida con menor entusiasmo y mayor resignación; con menor confianza y mayor miedo, con menor participación y con mayores reclamos, con menor tolerancia y mas dureza, cn menores proyectos y mayor ignorancia. Me duele que no podamos aceptar que somos diferentes y como tales tenemos que crecer en esas diferencias para ser nosotros mismos, ARGENTINOS, y no una copia de los europeos o los norteamericanos.
Pero con darnos cuenta de todas estas cosas no solucionamos nada, es cierto que poner el juego sobre la mesa es importante, pero también hay que jugar, y mas que nada APRENDER a jugar.
Entonces no podemos seguir mirando para otro lado, tenemos que involucrarnos y construir desde nuestro pequeño espacio un país mejor. Pero ¿que significa construir un país mejor? Significa cumplir con nuestras responsabilidades, hacer uso de nuestros derechos, conocer nuestros deberes, respetar al otro y a los valores que profesamos, unirse para ser mas fuertes, educar en la verdad a nuestros niños, y mas que nada, aprender a PENSAR, porque un país que no piensa no llega a ningún lado, un país donde el “pancho y la coca” arreglan todos los problemas, donde es mas fácil tener un plan trabajar que dar trabajo para crear una cultura del esfuerzo y de la conciencia social, donde la legitimidad del gobierno y los poderes se cae a pedazos junto con el sentimiento de la patria, esta destinado a la ruina.
Recordemos la famosa frase de Julio Cesar hace muchos siglos, cuan maquiavélicamente lúcido y acertado estaba, como pudo ver el mejor manejo del pueblo para el beneficio de unos pocos cuando dijo: “dale al pueblo pan y circo y reinaras” ya que ciertamente es mas fácil imponer, controlar y dominar a una población que repite mecánicamente sus actos-instintos sociales y que vive convencido de que la ficción que presentan los medios de comunicación junto con el modelo de vida ideal del sistema global es la forma de vivir mas acertada y la única posible.
Yo ciertamente creo que todo cambio parece utópico, iluso, imposible y “zurdito” porque en definitiva eso quieren que pensemos.Quieren que dejemos de plantearnos las posibilidad de un mundo y un país mejor, quieren que la realidad sea mas dura e inmutable de lo que realmente es, quieren que dejemos de sentirnos argentinos para poder consumirnos hasta la última gota y para que consumamos indiscriminadamente este círculo vicioso de sistema que tenemos impuesto., quieren aparentar un mundo justo donde todo tiene una explicación lógica y nada puede salirse de esos esquemas sino pasaría al plano de lo irracional y metafísico, quieren que la materialidad reinen en nuestras vidas, y las personas sean dejadas de lado totalmente para poder pisotear exitosamente bajo el estandarte de la libertad y la igualdad de oportunidades cuando todos sabemos que la competencia y la desigualdad son los pilares para abalanzarse hacia el éxito personal a costa de todo y todos.
Pero ¿quiénes son los que quieres? Son los mismos que nos atan las alas para poder volar mejor y mas alto, son los que coartan la posibilidad de hacer justicia para todos y de darle a cada uno lo que se merece. Son aquellos que están sentados en sus tronos de cristal mandando las conductas de los hombres y reinando, según ellos, para siempre, porque no hay un sistema mejor y mas acabado que el actual.
Pero tampoco tenemos que quedarnos con esto, ya que como dije antes, todos tenemos una cuota de participación en la construcción de un futuro mejor, por ello como dije antes, no basta con conocer nuestros errores, limitaciones y hasta la misma causas contextuales de todos esos problemas, ya que para ser argentinos con todas las letras no debemos conformarnos únicamente con el hecho de haber nacido con esta nacionalidad, sino hacernos argentinos por elección, porque conociendo nuestras virtudes y defectos y conociendo el contexto enteramente en el que nos manejamos podemos forjar nuestra patria hacia la superación parcial o total de nuestras dificultades.
Entonces no seamos hipócritas usando la escarapela los días patrios sino llevamos la bandera en el corazón todos los días del año; no aplaudamos los actos y desfiles grandiosos en honor a la patria si ese honor y dignidad es pisoteado todos los días por nuestro accionar diario; no recordemos con orgullo únicamente las grandes hazañas de los grandes próceres y los alcemos en un altar inmutable porque la historia real, esa en la que estamos involucrados todos, se hizo y se hace con hombres reales de carne y hueso que cometen errores y aciertos, con actos diarios de anónimos realmente argentinos que no necesitan ser recordados para hacer grandes hazañas, no hagamos balances festivos nivelando cada vez mas para abajo, no nos alegremos porque nuestra patria esta sufriendo a gritos, dejemos esta gran mascara que estamos usando hace 195 años y de una vez por todas mostrémonos como somos, para ponernos manos a la obra.
Así que no hay nada de feliz en este día de la patria, hay mucho por hacer, hay mucho por aprender, y mucho por soportar todavía. Crecer no es fácil ni para nosotros ni para un país, solo necesitamos apuntalarlo con nuestros valores para que sea un reflejo de lo que realmente somos y lo que queremos hacer. No necesitamos ningún modelo predeterminado para ser argentinos, sino simplemente creerlo fervientemente y sentir que lo somos para pintar nuestro corazón, el de nuestros hijos y nietos de celeste y blanco e izarlo muy alto en cada mástil, en cada monumento, en cada prócer, en cada proyecto, en cada logro, en cada fracaso, en cada rincón de nuestra Argentina y en el mundo entero.
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